TICUL, Yucatán, 31 de octubre.- La repentina muerte del prominente músico ticuleño Arturo González Castillo, mejor conocido como “El Rey de las Vaquerías”, ha causado gran consternación y tristeza entre la sociedad yucateca. La Perla del Sur perdió a uno de sus hijos predilectos.
Fue un accidente automovilístico que le arrebató el último suspiro al icono y a uno de los grandes exponentes de la música regional yucateca y eminente guardián del folclor, quien apenas el pasado 27 de octubre cumplió y celebró alegre sus 95 años, acompañado de sus hijos y demás familiares.
La noticia de su muerte causó gran conmoción en toda la Península de Yucatán y comunidad jaranera, a quien ha deleitado por más de siete décadas y a varias generaciones, difundiendo y preservando las costumbres y tradiciones de la entidad, a través de la danza y la música.
Con sus jaranas hizo vibrar el corazón de chicos y grandes que hoy lamentan la pérdida del ticuleño distinguido, icono de las vaquerías y, sin duda, gran orgullo de Yucatán.
Con su muerte, deja una huella imborrable; ahora su legado queda en el corazón de quienes lo conocieron y escucharon. El maestro de maestros Arturo González, un músico con una personalidad sencilla y humilde, hoy ha enlutado a su terruño.
En octubre de 2015, el periódico POR ESTO! realizó una amplia entrevista especial al “Rey de las Vaquerías” y director de la orquesta jaranera que lleva su nombre, previo a la celebración de un merecido homenaje con motivo de su amplia trayectoria.
“La música y la orquesta son parte de vida, me siento feliz andando en las vaquerías y es por eso que no me he retirado, siento que el día que me retire, me voy a morir”, expresó don Arturo González Castillo en dicha charla.
El prominente músico compartió que continuó con la tradición familiar que le fue heredada por su padre, el también músico Tomás González, quien estuviera al frente de dicha orquesta.
Como lo relata en el libro “Música, maestro”, de Faulo M. Sánchez Novelo; al morir su padre, Arturo González, quedó al frente de la orquesta por allá del año de 1942. A partir de entonces, inició el viaje de la “Orquesta de Arturo González” alegrando las noches regionales en comunidades, pequeñas comisarías y ciudades.
A pesar de su edad, seguía dirigiendo la orquesta que hoy por hoy es uno de los máximos referentes de las grandes vaquerías que se celebran en los municipios del interior del Estado.
Tocando el huiro se mostraba feliz en las vaquerías, aunque en su momento dominó magistralmente el clarinete y el saxofón. Don Arturo hizo de su pasión, un trabajo digno que le brindó grandes satisfacciones.
“Me gusta escuchar y ver que se baile la jarana, me gusta la bulla. La música y la orquesta son parte de mi vida. Por la gracia de Dios me está dando fuerza para salir adelante, pero llegará el momento en que no podré y estoy resignado, son ciclos de la vida. Como bien dicen, todo lo que empieza acaba”, refirió.
Su música lo convirtió en un icono de las vaquerías, donde amenizó con decenas de melodías de un repertorio de más de 500 piezas jaraneras, incluidos los arreglos musicales con dedicatorias que se han convertido en una tradición y de las favoritas.
Por amenizar las vaquerías en las poblaciones por varias décadas, se ganó el aprecio de los lugareños, pasando a formar parte importante de las fiestas tradicionales de las comunidades, como en Chumayel y Tekit donde ha tocado por más de 50 años.
Entre las gratas experiencias que le han dejado las vaquerías, mencionó en dicha entrevista, el saludar a jóvenes y adultos jaraneros, a quienes vio crecer bailando en las vaquerías. “Hay que inyectarles a los niños el ritmo y pasión por la jarana”, puntualizó.
“Mi vida es la música, vivo por la música, por las costumbres y las jaranas que me llenan de satisfacción interpretarlas y tocarlas, ya que nos recuerdan la gran riqueza que tenemos, esos gratos recuerdos que sintetizan la cultura maya”, enfatizó.
Por último, con relación a la pregunta: ¿qué pasará después cuando él ya no esté?, con una mirada fija hacia arriba y un profundo suspiro indicó, “ya todo está en orden, el día que yo desaparezca mi hijo quedará al frente, él se hará cargo, no queda de otra, todo empieza y todo acaba”, culminó.
A lo largo de su trayectoria musical, la agrupación ha grabado tres discos que fueron todo un éxito, entre ellas en el marco del aniversario de la ciudad de Ticul, donde figura Benita Canto en la portada y la otra denominada Jazmín, en honor a su hija y escrita por Rafael Gómez.
El maestro Arturo González Castillo, en compañía de su compatriota Sergio Esquivel, han puesto en lo alto el nombre de su natal Ticul, mejor conocido como la Perla del Sur. Ambos personajes cuentan con espacios públicos que llevan su nombre, como un merecido homenaje a su trayectoria.
Tras la inesperada muerte, el cuerpo de “El rey de las Vaquerías” será velado en su predio particular ubicado en la calle 21, entre 28 y 30, del centro de Ticul. La noche del jueves, recibió un homenaje realizado en la concha acústica, en el marco de la clausura estatal del Otoño Cultural.
Hoy viernes, se celebrará a las 7:00 de la mañana una misa de cuerpo presente en la parroquia de San Antonio de Padua; al término, se hará un homenaje en la plaza principal para luego ser llevado a su última morada, en el cementerio general.
¡Qué suenen los clarinetes, suenen las trompetas, el güiro y el timbal, despidamos al ‘Rey de las Vaquerías’ como se merece!; ahora nace una leyenda que será recordada como uno de los máximos exponentes de la música regional de Yucatán.
(Carlos Ek Uc y Guillermo Contreras)
